domingo, 22 de enero de 2012

Ser docente


La función docente está infravalorada en nuestros días. Se da más importancia a un médico que puede salvar vidas o a un ingeniero que construye edificios increíbles sin que se desplomen que a un maestro. Con esto no quiero infravalorar dichas profesiones, es más, son necesarias, imprescindibles para nuestra vida; sin médicos cualquier leve enfermedad sería la causa de muertes y sin los ingenieros, no nos sentiríamos seguros en cualquier edificio. Pero para que ellos hayan llegado a ser lo que son, primero han tenido que pasar por la escuela, haber aprendido cosas tan básicas como leer y escribir.

La educación es un pilar importante en la sociedad y los maestros son los encargados de realizar dicho papel.

Actualmente las tornas han cambiado, antes eran los maestros los que llevaban la batuta en la educación, si un niño se portaba mal se le castigaba y los padres estaban completamente de acuerdo con lo que el profesor decía, ahora esto no es así. Muchos profesores se ven intimidados por los padres, no pueden actuar con libertad y deben estar siempre alerta por lo que les puedan reprochar. Además la ley no les ayuda, así que se puede decir que están solos ante el peligro. ¡Esto es absurdo!
Con esto se están creando docentes muy poco profesionales, se limitan a impartir su materia objetivamente y dejan la educación para cada uno. ¿Cómo es posible que se haya llegado a estos extremos? Un profesor no puede separar la instrucción de la educación.

Por otra parte, pero con respecto a lo anterior, en la formación inicial de enseñanzas básicas (infantil y primaria) se requiere una base pedagógica, tanto teórica como práctica; pero, ¿y en las enseñanzas secundarias?, esa base pedagógica está perdida. Se da más importancia a los conocimientos científicos y están más enfocadas a la investigación que a la docencia. El problema reside aquí, ¿no son también ellos profesores, profesionales de la educación? La solución que se ha dado es un postgrado para ejercer la docencia. Pero no se puede aprender a ser un buen profesor en uno o dos años, y más aún si toda la formación universitaria ha ido dirigida a la indagación.

Otra de las cuestiones que afectan a la educación es la vocación. No todos los docentes tienen vocación y éste es un serio problema. Los profesores trabajan con personas; para que se motiven hay que motivarlos, y si uno no está motivado no puede trasmitir motivación. Es un juego de palabras un tanto complejo, pero no se puede transmitir entusiasmo por algo, cuando no se tiene.

En España, el problema que existe es que los requisitos para acceden a los estudios de magisterio son mínimos. Puede entrar cualquier persona y eso implica que aquellos que no saben que hacer se metan a magisterio porque es fácil.
Así, la educación está en decadencia. Lo que falta en esta sociedad es esto, profesores motivados, con vocación, que elijan la carrera porque quieren dedicarse a ello, no porque sea fácil. Esto es utópico, no existe ningún modo de saber si una persona estará capacitada para ser profesor. Por ejemplo, si no se me dan bien las matemáticas no me meto a una ingeniería, si me da miedo la sangre no hago medicina, pero, ¿qué me impide ser profesor?

Como ya he dicho, no existe nada que mida la vocación. El día que se consiga, la educación dará un gran cambio.


Un saludo, :)

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